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En el Salado los campesinos y el PPC protegen el bosque tropical con estacionalidad de sequía

Iban a ser las doce del medio día cuando me vi monte adentro, sola, con mucha sed y un calor infernal. ¿Y ahora qué?, pensé mientras dejaba mi cámara grabando unos segundos sobre el trípode, enfocando el bosque tropical con estacionalidad de sequía.

Me encontraba en El Salado, Bolívar, trabajando en el Programa, cuyo objetivo general es mejorar la gobernanza y la conservación de los ecosistemas de bosque seco tropical, así como fortalecer los medios de vida sostenibles para las comunidades asociadas.

En ese momento estaba desamparada por haberme separado de las últimas dos chicas del colectivo de radio Coco Salado que caminaban conmigo hacia una de las veredas. Íbamos doce jóvenes y yo a preparar una sopa de mote, y es que nos merecíamos, luego de sembrar toda la mañana semillas de Leucaena bajo el sol ardiente del Caribe colombiano.

"No debí haberme montado con ese moto taxista", me decía a mí misma. ¡Tras de que me llevó rapidísimo por las curvas de la carretera angosta de veinte kilómetros que separa el Carmen de Bolívar de El Salado, me dejó en el portón de la curva que no era.

Vanessa y Alejandra me habían dicho que me montara yo para adelantar camino como lo había hecho el resto del grupo y mientras tomaba una foto oí que la mayor le daba instrucciones precisas al moto taxista que se ofreció a llevarme.

Andubo rapidísimo por esa carretera por los cinco minutos más largos de mi vida, hasta que se detuvo en un portón a la derecha de la carretera hecho de palos y alambres de púas, donde feliz me bajé de un brinco.

Abrí el portón y lo dejé así para dejar rastro y me adentré por un sendero rodeado de "monte" como le dicen los saladeros a su bosque seco tropical, un bosque color verde claro con árboles de diferentes tamaños y hojas; un ecosistema que crece en tierras bajas con una temperatura promedio de 25 grados.

Durante los meses de sequía los árboles dejan caer sus hojas creando un tapete que conserva muy bien sus suelos. La fertilidad de estas tierras es una de las razones por las cual se encuentra amenazado, pero además la tala de bosque para ubicar ganado está acabando con lo poquito que queda.

Hoy, según el Instituto Humbold, de nueve millones de hectáreas que teníamos de bosque seco tropical tan solo queda el 8% y 65% de esas tierras han perdido total o parcialmente su potencial de producción.

Como comunicadora del Programa, me encontraba en El Salado, uno de los siete nodos del Caribe donde trabajamos actualemtne. Debía, con la ayuda de este colectivo y Fundación Semana, ejecutores locales del Programa, elaborar unas piezas radiales de “Cómo lo hago”, con el objetivo de replicar las prácticas agroecológicas de producción que ya están aplicando 51 familias de este corregimiento.

En estos programitas, un campesino promotor local del PPC le cuenta a los demás campesinos cómo llevar a cabo prácticas que mejoran las condiciones del suelo para ayudar a conservan los relictos de bosque seco tropical que quedan en la zona. Y es que desde hace un buen tiempo es común en la región la tala y quema de bosques para la adecuación de los terreros, prácticas que han degradado mucho sus suelos.

El día en que me perdí era mi último día con los chicos. En la mañana habíamos hecho la mitad de uno de los programas y habíamos quedado en terminarlo después de almorzar lo que significaba que tenía muy poco tiempo para perderme, así que me devolví a la carretera lo más rápido que pude con la el trípode en mano, por si las moscas. Aunque lo único medio raro que alcancé a ver mientras estuve perdida fue un burro sin silla, el segundo medio de transporte más común en El Salado, después de las motocicletas.

Y es que El Salado se recorre en pocos minutos. Es un corregimiento de los 137 que conforman los Montes de María, entre los departamentos de Bolívar y Sucre. Tiene aproximadamente 250 casas y 1000 habitantes. Un pequeño barrio caribeño, sin mar y sin río a treinta minutos del Carmen de Bolívar, rodeado de monte y pequeñas colinas. Un territorio que el sol siempre encuentra para calentar y que padece la intensa sequía, producto del cambio climático.

Finalmente, rumbo a la carretera, me encontré con dos de los chicos del colectivo que andaban buscándome. Estaban preocupados porque siempre me había alejado del portón que era. Sin embargo ganas de hacer nuestra comitiva era lo que había por lo que apuramos el paso y pudimos estar un rato agradable en la vereda del hermano de una de las chicas, mientras Pedro, nuestro chef elegido cocinaba y los demás repasabamos lo aprendido en el primer taller de radio.

La sopa de ñame quedó deliciosa. Nunca la había probado y hasta donde me enteré, es fácil de preparar. Lleva cebolla, ajo, ñame, sal y queso costeño.

Primer taller de radio en El salado, Bolívar, con los nuevos miembros del Colectivo Coco Salado.

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