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Eriberto Flores "el enamorado de las semillas criollas"

Desde pequeño su abuelo le inculcó el amor y el respeto por las semillas nativas que llevan consigo la historia de sus ancestros indígenas. Fue así como se convirtió en guardián de semillas o "el enamorado de las semillas criollas", como le llaman cariñosamente.

Al preguntarle a Eriberto sobre su relación con las semillas, contesta: El guardián de semillas criollas es como el enamorado, si deja de visitarla y admirarla la relación se pierde...”.

Guardián de semillas criollas, Eriberto Flores.

Eriberto y su esposa viven en la vereda San Jaime, municipio Los Palmitos, Sucre, con uno de sus hijos en la casa que él mismo construyó a base de estiércol de vaca. Allí, en medio de un paisaje casi desértico, cuenta con una huerta personal, un patio trasero enorme al aire libre con gallinas y un armario al pie de su cama matrimonial donde guarda las semillas que ha recuperado a lo largo de su vida. (Ver entrevista a Eriberto Flores: https://youtu.be/cl0jCnzWvzM).

Al abrir las puertas para enseñarnos su tesoro aparecen un montón de botellas de plástico llenas de semillas de todos los colores. Entre ellas, quince variedades de maíz criollo, ocho de frijol y muchas otras semillas nativas de las que muy poco sabemos como la Caraota, el Morillo y el Guandúl.

Eriberto guarda en su armario más de 100 especies de semillas criollas

Según dice Eriberto, Asomuprosan, la asociación con la que trabaja, “recupera las semillas criollas de nuestros antepasados que se han ido perdiendo con el tiempo y lucha por crearle un mercado para garantizar que no desaparezcan”.

Su trabajo consiste en coordinador ocho nodos de guardadores de semillas que hay en el municipio Los Palmitos y trabaja con Asomuprosan, una asociación que hace parte de Agenda rural, una organización que agrupa a diferentes asociaciones de productores del municipio con el fin de combatir la extinción de las semillas criollas.

Según " el enamorado de las semillas criollas" esta ha sido una labor ardua, pues con la difusión de nuevas tecnologías para incrementar la producción agrícola y combatir el hambre, a estos lugares llegaron diferentes organizaciones en los los años sesenta con “semillas mejoradas” que aunque producen en mayor cantidad y en menos tiempo, necesitan más agua y más fertilizantes y plaguicidas para ser tan milagrosas.

Estas semillas mejoradas amenazan las semillas tradicionales propias que han sido adaptadas y domesticadas desde hace miles de años y que representan la agrobiodiversidad del ecosistema Caribe. Así mismo, amenaza las prácticas de manejo, uso y conservación que las ha mantenido en las parcelas como soporte de la soberanía alimentaria e identidad de las comunidades que hacen parte del territorio del Caribe colombiano.

Para asegurarse de conservar semillas criollas, en especial las semillas nativas del bosque seco tropical, el Programa Paisajes de Conservación, ejecutado por Patrimonio Natural y financiado por USAID, ha implementado, como estrategia de conservación del bosque seco tropical, dos intercambios de semillas criollas entre productores locales del Caribe colombiano. (Ver video: https://www.youtube.com/watch?v=hD6BdEbJeo8)

Eriberto Flores, así como los campesinos que trabajan y valoran nuestras semillas nativas actúan como los ángeles de la guarda de la biodiversidad de nuestros ecosistemas sin esperar nigún tipo de reconocimiento más que el de conservar su identidad.

Eriberto y su esposa, Flora María Acosta.

Eriberto Flores, "el enamorado de las semillas criollas":

Yo no trabajo con esas semillas porque esas semillas afectan nuestra salud y la de mis hijos. Si trabajo con ellas le estoy cortando el ciclo de vida a mis hijos, pero si le doy alimentación sana con semillas criollas, sin ningún tipo de químicos, estoy garantizando la salud de mi familia”.

Redacción: Natalia Gónima

Fotografías: Natalia Gónima y Alejandro Arboleda

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