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Colombia, "País de aves"

Fotografías: Santiago Ardila

En el corregimiento de Camarones, norte de Colombia, en el departamento de La Guajira, nació Ángel Manuel Ipuana, miembro de una de las comunidades Wayüu que habita el Santuario de Fauna y Flora los Flamencos, declarado Patrimonio Nacional y Cultural de Colombia en 1992.

Hoy en día en Colombia existen cincuenta y nueve áreas naturales como esta, pertenecientes al Sistema de Parques Nacionales Naturales (PNN) y en 26 de ellas se sabe que habitan comunidades afro e indígenas, que viven de los recursos naturales que estos ecosistemas les brindan.

Es el caso del Santuario de Fauna y Flora Los Flamencos donde vive Ángel y 9 comunidades, entre wayüu y afrocolombianos, quienes viven de la pesca artesanal y el turismo que llega a observar los famosos flamencos rosados que visitan sus lagunas costeras regadas por arroyos.

Ángel tiene 19 años y ha vivido todo su vida en una de las tres rancherías indígenas wayüu que hay dentro del santuario. A sus quince años se capacitó como guía de avistamiento de flamencos y tomó el cupo de su padre, pues este ya no podía descuidar a más a sus animales. En el 2012 se graduó de bachillerato y curso un técnico y un tecnólogo en sistemas, en el Sena en Riohacha, y ahora trabaja con Parques como mediador entre el parque y las comunidades, para mitigar el impacto ambiental dentro de la reserva.

Según Anderson Rosado, inspector de Parques Nacionales, "las lagunas de este Santuario dependen de los regímenes hídricos lluviosos y de las corrientes marinas. Con las lluvias el río llena las lagunas y se comunica con el mar y es en ese intercambio de agua que entran peces, moluscos y crustáceos de los cuales se beneficia la comunidad".

Sin embargo, cuando la laguna se seca el alimento escasea y los flamencos se van, dejando alrededor de tres mil quinientas personas sin comida y sin trabajo. Por esta razón el Santuario los Flamencos ahora hace parte de una ruta de avistamiento de aves en el norte de Colombia, llamada “Northern Colombia Birding Trail”.

Este modelo de aviturismo es una de las estrategias del Programa Paisajes de Conservación (PPC), financiado por USAID, para proteger el bosque seco tropical y mejorar las condiciones de vida de las personas asociadas a este ecosistema. Según Pedro Chavarro, director del Programa, “una de las estrategias de conservación de la biodiversidad es que se promueva su uso sostenible a través de actividades que nos son destructivas, como la observación de aves.”

Y es que Colombia no solo es el segundo país más biodiverso del mundo, también es el país con mayor cantidad de aves con un total de 1898 especies registradas, de las cuales 79 son endémicas y 193 casi lo son, pues se comparten únicamente con Venezuela y Ecuador.

Por otro lado, según el departamento de pesca y de vida silvestre de USA, (en inglés, US Fish and Wildlife Service, FWS) solo en Estados Unidos hay cuarenta y ocho millones de avistadores de aves de los cuales 17% hacen un viaje internacional al año. Además, según John Myers, Director de la Asociación Nacional Audubon para latinoamérica, “ProColombia espera en el 2017 a veintidós mil observadores de aves”.

La semana pasada, Ángel y veintidós indígenas wayüu, habitantes del Santuario Los Flamencos, culminaron un diplomado de seis meses en turismo especializado en aves, donde recibieron clases de inglés e hicieron salidas de campo con ornitólogos profesionales, en el marco de esta alianza entre el PPC y la Asociación Nacional Audubon, una de las organizaciones más antiguas y reconocidas en Estados Unidos por su labor en la conservación del hábitat de las aves.

Esta primera ruta es un piloto para diez más que quieren hacerse en todo el país e incluye el Parque Nacional Natural Tayrona, el Santuario de Fauna y Flora los Flamencos, el Eco parque los Besotes y la Serranía de Perijá. Su lanzamiento oficial será en marzo, en el "Bird Fair" 2016, la Feria Internacional de Aves de Colombia que será en Cali.

En marzo del próximo año también estará lista la aplicación del “Northern Colombia Birding Trail”, que según Chavarro, “es una ventaja comparativa frente a las otras rutas de avistamiento de aves, pues será la mejor del país y estará acompañada de un estudio de mercado que definirá con mayor claridad cuál será el potencial de visitantes norteamericanos”.

Se espera que la segunda ruta se desarrolle en cooperación con el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo y ProColombia, en el paisaje cultural cafetero. Para esto se deben organizar a los operadores turísticos, armar la ruta, capacitar a los guías y tener la infraestructura necesaria para acoger a los avituristas.

Por ahora Ángel no hace recorridos de avistamiento de aves dentro del santuario porque su trabajo en parques está primero, pero sus compañeros ya están saliendo a guiar por el el bosque seco tropical del santuario y están felices de tener, a pesar de la sequía, un ingreso económico diferente al de la pesca y el avistamiento de flamencos.

Ángel Manuel Ipuana, uno de los cuarenta y cuatro estudiantes del diplomado de Aviturismo en el Caribe colombiano hecho en el marco del Programa Paisajes de Conservación.

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