Casas de madera y palma para los pueblos del Caribe colombiano
El Caribe ahora cuenta con un catálogo de arquitectura vernácula adaptada al medio ambiente. (Descargue el libro aquí).
El libro titulado “Técnicas vernáculas” publicado recientemente por el Fondo Patrimonio Natural, con el apoyo de USAID, recopila, explica e ilustra alrededor de 60 técnicas tradicionales de la región, con el fin de contribuir a la conservación del bosque seco tropical, el ecosistema más amenazado en Colombia.
Este tipo de arquitectura como bien lo dice el prólogo, “es la materialización de una sabiduría antigua, destilada del conocimiento que los pueblos han acumulado de su entorno, del clima y de la oferta del lugar”.
La idea que le da origen a este libro se gestó en el 2013, cuando el arquitecto Martín Anzellini e Inés Cavelier, la Directora en ese entonces del Programa Paisajes de Conservación, ejecutado por Patrimonio Natural, ven la oportunidad de proteger el bosque caribeño a través del uso de la biodiversidad de este ecosistema como instrumento de conservación.
Según explica Inés Cavelier, “a través del uso podemos promover la conservación, pues si se quiere seguir usando el recurso se tiene que contribuir a la conservación del mismo”.
Por otro lado, Anzellini, uno de los dos arquitectos investigadores del catálogo, asegura que la arquitectura vernácula es la salida a muchos de los problemas que ha traído el impacto del ser humano sobre la tierra, pues “los materiales que utilizan son orgánicos y no requieren de grandes procesos industriales, por lo que no consumen recursos energéticos sino los estrictamente necesarios”.
Antes de comenzar la recopilación de las técnicas, el Programa Paisajes de Conservación con ayuda del Grupo de Investigación Palmas Silvestres Neotropicales de la Universidad Nacional, dirigido en ese momento por Gloria Galeano, identificó cuatro palmas promisorias de este ecosistema: la palma amarga, la palma estera, la palma de corozo y la palma sará.
Según dice Cavelier se quería trabajar con algunas palmas del Caribe que fuesen abundantes y reconocidas en la zona para que la cosecha fuera sostenible y poder tener un espectro más amplio de esos mismos usos. Así pues, para estas cuatro palmas se hicieron y se avalaron cuatro planes de manejo sostenible que complementan muy bien el propósito del catálogo de arquitectura.
Una vez identificadas las palmas promisorias, Anzellini y Maria Inés Garcia - Reyes, arquitecta con una maestría en desarrollo rural, recorrieron los lugares más recónditos del Caribe colombiano para conversar con los maestros artesanos ubicados en distintos pueblos y veredas del norte colombiano.
“Hicimos muchísimos viajes, alrededor de 25, primero viajes exploratorios y luego unos viajes más de valoración, de comprobación de que esas cosas que habíamos visto muy intuitivamente al principio sí estaban siendo entendidas desde un punto de vista correcto”, cuenta Anzellini, cuya tesis de maestría se enfocó en la arquitectura vernácula, desde un punto conceptual.
Para Anzellini, el objetivo principal del catálogo es explicarle a los profesores universitarios, a los estudiantes y a los arquitectos todos estos saberes tradicionales de una manera sencilla; para que se puedan implementar estas técnicas en lugares lejanos donde el concreto no es la mejor opción. Ejemplo de esto es el caso de construcción de viviendas por parte del gobierno en El Salado(Bolívar), donde se construyeron casas de material, es decir de cemento, pero con un patio techado en palma, a petición de los mismos saladeros.
Cuenta Martin que los maestros “saben perfectamente su técnica, la tienen totalmente comprendida y sofisticada pero muchas veces para explicarla no tienen muy entendido el paso a paso de los procesos a llevar y eso dificulta tanto el aumento en la eficiencia de los procesos como en la innovación”.
Hoy en día, en el país se está construyendo arquitectura vernácula, sin embargo Anzellini cree que el concepto se encuentra bastante aislado del ambiente disciplinar y la implementación de estas técnicas para llevar a cabo proyectos físicos son muy pocas en comparación con la enorme riqueza que tiene el país.
Por eso su sueño es que el libro “Técnicas vernáculas” sea el primer libro de cinco tomos, uno para cada región del país y que posteriormente se pueda ampliar la investigación a otras regiones de América latina, pues como él dice: “la ciudad moderna es una ciudad inhumana y el hombre se está dando cuenta que debe volver a humanizarse y la arquitectura vernácula es sobe todo humana”.