Nuestra “Magia Salvaje” en un contexto de paz
Antes de la conquista española nuestros ancestros adoraban a la Pacha Mama, la Madre Tierra que les dio vida y les proporcionó las condiciones para vivir en paz en el segundo país con mayor biodiversidad en el mundo. Ahora nuestra sociedad, alejada de una verdadera convivencia pacífica e incapaz de reconocer las creencias y costumbres de nuestros antepasados, tiene el reto más grande de todos los tiempos, conservar este valioso legado una vez que se firmen los acuerdos de Paz.
Gallina Culumba del Caribe colombiano. Foto: Andrés Estefan
El documental “Colombia, magia salvaje”, auspiciado por el grupo Éxito, le mostró a 390.000 personas, el primer fin de semana, las maravillas naturales del territorio colombiano con la más alta tecnología, compartiendo una visión muy parecida a la que tuvieron los antiguos habitantes sobre nuestro entorno con tomas de la naturaleza inexplorada donde el hombre no ha dejado su huella negativa aún.
La lucha por la preservación del medio ambiente, abanderada por este documento fílmico, y la paz, a propósito de su día internacional, son dos temas que dado el entramado histórico de nuestro país, se convierten inseparables en el presente porque finalmente es el medio ambiente la principal víctma silenciosa de la guerra.
Según Ricardo Ávila, Director de la revista Portafolio, “Colombia tiene bellezas naturales que no tienen nada que envidiarle a otros países, incluso sin pecar de patriotismo, se podría afirmar que tenemos una oferta sobre todo en términos de turismo ecológico, incomparable en las Américas”. Para él, indudablemente, a corto y largo plazo, un acuerdo de Paz será positivo para el sector medio ambiental en Colombia, pues este es sin duda una de las víctimas más afectadas por la guerra en los últimos 60 años.
A pesar de la fortuna de habitar este país los colombianos somos hijos de la guerra y esto nos hace incapaces de reconocer el valor de nuestro legado natural. La gran mayoría de colombianos nos hemos desconectado de nuestras raíces ignorando el valor de conservar los frutos de nuestras tierras y ejemplos como la escasa reacción e indignación que produjo el derrame de 10.000 barriles de crudo en el río Mira, lo comprueban. Muy cierto es, como dice Ricardo Ávila, que en un contexto de paz, el gobierno debe promover una campaña de educación con miras a que la población entienda que la principal responsable de cuidar los recursos naturales que tiene Colombia es la gente, más allá de las acciones gubernamentales. En un contexto de paz el Estado tendrá libre acceso a todo el territorio rural del país por ello es una preocupación natural y generalizada la verdadera capacidad gubernamental para proteger nuestra riqueza natural, si tenemos en cuenta el daño que han causado las actividades como la minería legal e ilegal y el desarrollo limitado en el sector de la agro industria.
“Si estigmatizamos las zonas de reserva campesina, como se ha hecho de manera simplista por parte de algunos sectores del país, no vamos a encontrar opciones de manejo del territorio en donde se concilien objetivos de conservación y objetivos de producción sostenible o de menor impacto.” opina, Alberto Galán, Director del Fondo Patrimonio Natural, para la conservación de áreas protegidas. Según él, “en las negociaciones no se va a resolver todo y la expectativa errada de que todo se va a resolver allá, deja de lado otros temas que están ahí en la relación ambiente y paz que no estamos estructurando con una visión estratégica de largo plazo y una visión de nación. Eso le pasa al estado y a la sociedad civil que no se está organizando una forma estratégica y articulada para dar frente a los fenómenos asociados a la relación conflicto, paz y medio ambiente.” Esperemos que el documental, exitoso por estos días en las taquillas nacionales, sirva para unir a colombianos en la lucha por la conservación de la Pacha Mama, el legado más valioso que nos dejaron nuestros ancestros, riqueza natural incomparable que puede hacernos un país en Paz, que conserve y disfrute su biodiversidad. Lo cierto es, como finaliza Ávila, “Si se hace una labor educativa y no existe el pretexto de que hay un conflicto para seguir depredando zonas particulares, sería más sencillo perseguir actividades ilegales como la minería ilegal y la deforestación, de tal manera que en ese sentido lo único que puede producir la firma de la paz sobre el medio ambiente, son cosas positivas”. En el Día Internacional de la Paz, reflexionemos respecto a nuestro papel en el desarrollo de este país y la conservación de su mayor riqueza, como sector de ingresos importantes con un turismo ecológico y sostenible que permita a las próximas generaciones disfrutar de las maravillas de nuestra invaluable “Magia salvaje”.